sábado, 4 de abril de 2015

El puerto del perfume de Elizabeth Ming



Bristol, mediados del S.XIX. El pintor Theodore Evans comunica a su hija Sally su intención de trasladarse a Hong Kong, ciudad británica desde que China perdiera la Primera Guerra del Opio. Sally no se muestra muy convencida; después de un sinfín de viajes sólo desea asentarse en algún lugar y llevar la misma vida que todas las jóvenes de su edad. Sin embargo, y aún a su pesar, Sally acepta con resignación la decisión de su padre, su única familia desde que su madre falleció cuando era una niña.







Elizabeth Ming, nacida en Bristol y de la que no conocemos muchos datos, debuta en el mundo literario con esta novela; una historia de iniciación y aventuras situada en el periodo intermedio entre las dos Guerras del Opio,  Guerras que  fueron consecuencia de la decisión tomada por las autoridades chinas de prohibir la exportación de opio cuyo consumo estaba causando estragos entre su población. La victoria británica en la Primera Guerra del Opio se cerró con la cesión de la estratégica Hong Kong a Gran Bretaña

Ilustración de la colonia de Hong Kong

 Es en este contexto donde se desarrolla la travesía personal de Sally, una muchacha a la que su padre ha intentado inculcarle cultura, curiosidad e independencia pero que al mismo tiempo, marcada por la ausencia de su madre, ansía, en su inocencia, echar raíces en alguna parte aunque para ello tenga que dejar de ser ella misma. 

Fotograma de "The mystery of a Hansom Cab" (2.012)

Junto a Sally conoceremos a otros habitantes de la isla, dominada por los comerciantes ingleses que tratan de hacerse ricos a toda costa, aún poniendo en peligro la salud de la población, basándose en una supuesta e inexistente superioridad moral del Imperio Británico, como nuestra protagonista irá poco a poco descubriendo. 

"El puerto del perfume" nos ofrece intrigas, romance y aventuras pero ante todo es la historia del aprendizaje de Sally quien, finalmente, acabará comprendiendo que la felicidad siempre consiste en no renunciar a ser uno mismo.

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